Mi experiencia con Salvia 10X
Mi contacto con la Salvia fue algo extraño, por lo que voy a contar mi experiencia con esta planta mágica (y tan mágica) cómo vigilante. Siempre se dice que si se va a tomar la Salvia en grupo, es bueno que siempre haya mínimo uno para que vigile y controle la situación al 100%. Pues bien, éramos cuatro amigos, y uno de éstos había estado recientemente en Amsterdam. Como os podéis imaginar, trajo de todo, entre pipas, semillas, galletas, trajo extracto de Salvia Divinorum 10X, medio gramo. Una tarde cualquiera, nos propusimos quedar para probar que era, ya que ninguno lo había probado antes. Yo fui sin documentarme, la verdad no tenía mucha idea de lo que era, me imaginaba que sería parecido a la marihuana. El caso es que antes de probarla, Mike y John nos pusieron a contar todo lo que habían leído: Cómo fumarla, aguantando el humo al máximo y tal, que tenía que haber buena combustión etc, los diferentes niveles que habían y a los que podías llegar. Al escuchar los efectos, realmente no me lo creía, no me imaginaba que “eso” te pudiera hacer viajar de tal modo. Tras varios minutos hablando y discutiendo, nos pusimos a recrear un adecuando ambiente en el salón de Mike. Apagamos la televisión, nos pusimos cómodos en el sofá y sillas y, para acabar, la guinda del pastel, música de The Doors de fondo. El lugar adecuado. Comenzamos a discutir quien sería el primero, ya que todos queríamos probarlo pero nos daba miedo. Así que comenzó el de la casa, Mike.
Dividimos el medio gramo que teníamos entre cuatro y puso su parte en la pipa. Aproximadamente eran dos tiros, lentos pero profundos. Cogió el mechero y comenzó a fumar. Le dió un tiro, cerró los ojos y, al rato tiró el humo. Seguidamente repitió el proceso. No pasó ni medio minuto desde que cerró por ultima vez, cuando pensamos que no iba a funcionar. Pero de golpe, Mike comenzó a reír, cada vez de manera más forzada, incluso parecía que lo hacía en broma. Pero sin duda no era broma. ¡ERA UNA PUTA LOCURA! Mike estaba puesto medio estirado con la cabeza girada apoyada en el sofá de la manera más incómoda posible, no paraba de reír y reír, y fue cuando le preguntamos: ¿Que te pasa? ¿Estás bien?. Y él respondía al equivalente escrito: edkegjtv4ieowhoery4ot.
Balbuceaba, no era capaz de hablar, y nosotros tres estábamos flipando. Seguía “hablando”, se paraba, y seguía riendo. Así durante tres minutos casi cuando de repente, abrió los ojos, nos miró, y comenzó a decir nuestros nombres, diciéndonos “Dios que locura”, le preguntábamos si le duraba el ciego y decía que si, lo que claramente, ya había aterrizado. Cuando se recuperó un poco nos contó que había estado en la montaña, que él había visto montañas y, sin embargo, no se movió del salón de su casa. El siguiente fue John, el que nos la trajo de Amsterdam. Repitió el proceso igual que el primero, su parte en la pipa, dos tiros profundos y lentos, The Doors de fondo y relajación cerrando los ojos. Pero con John algo pasó, que abrió los ojos de repente, exaltado se levantó, super nervioso comenzó a moverse de una manera muy extraña. Nosotros estábamos preocupados porque no parecía estar bien.
Le hablábamos y chillaba, pero decía cosas sin sentido alguno, iba hacia el balcón para abrir la ventana pero le parábamos, por miedo a que saltase o lo que fuera. Volvía a ir y se lo impedíamos. Se sentaba, y al segundo volvía a levantarse super nervioso. Hubo una vez que hasta hizo un intento de pegar a nuestro amigo Henry, pero su mano llegó como a un metro de él. De repente, cuando estábamos realmente preocupados, sin saber bien bien qué hacer, nos miró y nos dijo “vale, vale que ahora no estoy viajando, se quien sois, ¿qué mierda me ha pasado?” Le explicamos al detalle su casi esquizofrenia y nos contó que se había visto envuelto en un mundo completamente amarillo, dónde estaba atrapado enrollado dentro de una manta y no podía salir y estaba muy angustiado. Sin duda esto fue uno de los famosos “malos viajes”. El siguiente fue Henry. Todo parecía igual que las dos veces anteriores sólo que ahora realmente veíamos el potencial de esta planta, lo que te podía llegar a hacer. Sin previo aviso, Henry comenzó a hablar.
No abrió los ojos, pero comenzó a decir muy muy lentamente “me desago, me desago” conversabamos con el, tipo: ¿cómo te desaces? ¿dónde estás?. Él estaba viajando, pero mantuvimos una conversación, mas o menos normal. Decía que una máquina le quería matar, y no paraba de agarrarse el pecho, pensaba que se lo estaban arrancando. Siguió varios minutos más hasta que volvió en si. Fue cuando nos contó que había visto una playa y que no paraba de escuchar una canción pirata. No era lo que nos había dicho cuando estaba viajando, pero al decirselo nosotros nos afirmó que también le había pasado, pero que él creía haber estado horas fuera, cuando no llegó a estar ni cinco minutos. Por último, mi turno. Estaba muy nervioso, ya que no sabía bien bien lo que me podía pasar.
John estaba out, ya que el mal viaje le había dejado atontado, estaba estirado, pero Mike y Henry estaban por mí. Comenzé a tragar el humo, y lo mantuve todo lo que pude en mis pulmones, le volví a dar y cerré los ojos. Tenía un sabor extraño, pero era agradable. Mi corazón iba a mil por hora, y comenzaba a tener una sensación de ir hacia atrás todo el rato, como si me hiciera gigante por momentos, sin embargo era consciente donde estaba, con quien y por que me pasaba eso, cosa que a mis amigos no. Pasaron los minutos y nada. No me subió. Volví a intentarlo, le di dos tiros de nuevo, esta vez más profundos. Nada. Me quedé en las puertas de saber lo que es la Salvia. Aún no se por que no conseguí viajar, puede ser por no quemar lo suficiente la hierba, o quizás no estar realmente relajado. El caso es que no se por que no me ocurrió nada. Sin embargo, la experiencia vista desde fuera, es muy difícil explicarla con palabras. Es ver algo totalmente raro, un comportamiento que nunca te imaginarías que fuera posible. Mi experiencia en particular con la Salvia fue nula, pero por lo general la veo sólo describible con una palabra: Locura.